miércoles, 12 de octubre de 2011

Diario de una narcoléptica III


     Pareciera que conforme pasa el tiempo me duermo más fácilmente. Por ejemplo, cuando no tomo el medicamento, en las clases ni los ojos abro; si no duermo por lo menos media hora por la tarde antes de ir a prácticas, corro el riesgo de cabecear. De vez en cuando en los bares, por las noches, me da sueño pero me aguanto. Aunque en las últimas veces han sido terribles. En una ya casi ni podía sostenerme; ¡eran apenas las doce de la noche! Supuse que fue porque me había levantado temprano, estuve de un lado a otro en todo el día… Otra vez sucedió en la boda de un tío, a pesar de que bailé un rato y me atasqué de comida, me quedé dormida. Probablemente digan “pues toma doble medicamento o cámbialo” pero debo aclarar una cosa: el alcohol y la medicina no se llevan. No queremos que se me cruce ¿verdad? Y bueno, ¿cuál escogerían? Obviamente la medicina. En fin, la noche se hizo para dormir, perdón, para festejzzz…

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