Hace algunos
meses – el 28 de enero - se fue uno de mis mejores amigos y mascotas que he tenido: Rita, una hurona de
color café que me acompañó a lo largo de ocho años, desde mi último año de
secundaria hasta mi graduación de universidad. Me encantaba abrazarla y verla
dormir; aunque siempre que yo me dormía en mi habitación, ella caminaba y hacía
un desastre, como morderme las manos, no
sé con qué propósito, quizá que me despertara.
Creo que pasaba
más tiempo con ella que con cualquiera, siempre en mi cuarto mientras hacía
tareas, dormía, en la computadora…
Originalmente,
cuando buscaba un hurón, quería que fuera niño pero en cuanto vi a “ese hurón
negro y pequeño”, no me importó si era hembra o macho, así que me la traje. Mi
madre se burló durante un tiempo porque estaba sin pelo.
Le agradezco
todos los momentos felices que brindó y que no se enfadaba – tanto- de que la
abrazara.
Hace tiempo que
quiero hacerle un post y poner varias fotos de nosotras pero no sé por qué no
lo había hecho. Ayer comencé por segunda vez un juego que me gusta mucho y me
di cuenta que la “hada que siempre te acompaña” podía escogerla de varias y una
de esas hadas es un hurón. Ya se imaginan cuál escogí.