Imagen de Internet. |
Durante los meses de febrero a mayo decidí hacer algo que ya tenía tiempo molestándome para que lo realizara: después de seis años, volví a leer Harry Potter.
Comencé un día después de haber visto por millonésima vez la película Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, parte dos. Me dije "¿por qué no los comienzo a leer ahora mismo si tanto se me antojan?" Y así lo hice.
Tomé del librero Harry Potter y la Piedra Filosofal. Es un volumen ya viejo, de las primeras ediciones que salieron en español, ya con las hojas amarillas.
Me adentré en el libro en tan poco tiempo, que lo disfruté como si volviera a tener ocho años, edad en que leí este libro.
En ese tiempo, lo comencé en el cuarto de mis abuelos, una tarde.
Soy de esas personas que calificarían como "Harry Potter Generation". Crecí con él. A los 8 años que conocí el mundo no muggle, me emocionaba creer que podría ir a Hogwarts.
Después del boom de la primera película, me compré o compraron diversos artículos. Un Ron de trapo, una muñeco de acción de Hermione, mi capa (que es perfecta para la época de frío) y años después, una bufanda de Gryffindor.
En cuarto de primaria, un día hablamos de Harry Potter y una niña dijo que no le gustaba. Me quedé asombrada y hasta la fecha lo estaría todavía si no conociera que sus gustos no son nada parecidos con los míos.
El estreno de las películas y de los libros fue durante los siguientes años.
En 2008 se publicó en español el último libro y en 2011, la última película. Y de mis libros, todos de la primera edición en español, ya tienen las hojas descoloridas, algunas sueltas y el cuarto volumen ni se diga, ya hasta se rompió la tapa.
Los últimos estrenos a los que asistí fue con la capa o la bufanda, el día de la premier, a la medianoche.
Dos amigas igual de pottermaniacas que yo fueron conmigo en Las Reliquias de la Muerte Parte 2. En Centro Magno cientos de jóvenes estaban vestidos como nosotras.
Quizá para aquellos que no crecieron con Harry no les emocione el mundo mágico. Pero la verdad es que no hubiera leído a J.K. Rowling, a quien consideró mi autora favorita, probablemente no me gustaría leer ni sería la persona que soy ahora (suponiendo que sé con exactitud quién soy).
Desde los 8 a los 18 años estuve leyendo esta historia, las películas y esperando nuevas noticias de J.K. Es decir, mi infancia y juventud estuve dentro de este mundo. Después, seguí con diferentes autores, desde best sellers internacionales hasta literatura mexicana, como Carlos Fuentes.
Ahora que volví a leer a Harry, pude analizar la literatura, el mundo y ver los cambios en la trama que maneja la autora. Cuando concluí los libros, sentí un vacío, como si hiciera falta esa historia que había acabado nuevamente.
Probablemente en algunos años más lea de nuevo la historia del niño que sobrevivió y descubra algo nuevo. Nunca seré lo demasiado vieja para leer nuevamente a Harry Potter. Nadie es demasiado adulto para no creer en la magia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario