Hoy mientras
caminaba vi bolsas de basura tiradas por la calle. A lo lejos parecía que
formaban la figura de un vagabundo acostado en el pasto. Cuando me encontraba a
pocos pasos del Vagabasura, empezó a hablarme. Primero era un susurro que
apenas escuchaba el viento, luego gritos
que exigían mi atención. Me acerqué un poco con precaución, no fuera a pasar
que me llenara de desechos alimenticios;
le pregunté insegura qué quería. Tomó aire y comenzó a recitar un poema. Para mi sorpresa, lo que decía el Vagabasura
era el primer poema de Mario Benedetti que leí, “Utopía”. Los versos retumbaron
en los recuerdos, “Sin querer me metí en
una utopía y no pude salir…” Me senté junto al Vagabasura a terminar de escuchar
el poema y disfrutar cada palabra, después volvería a seguir mi camino, sin pretensiones.
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